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En busca de un final

Angelina Sánchez

Capítulo 17: A donde nos lleve el viento...

No me contesta.
En eso veo que no hay tiempo para pensar, hay que actuar.
Hay un par de autobuses con gente dentro calentando motores, es decir por salir.

- ¿El amarillo o el verde?
- El amarillo, le dije.

Qué forma más rara de elegir el destino de una huida. Pero luego me di cuenta que no importaba tanto a donde ir, como sí de donde irse, y rápidamente...
Subimos al autobús y mientras yo buscaba un sitio donde acomodarme él se quedó hablando con el conductor de autobús. Creo que no le pagó, no sé lo que habrá inventado.

Se sentó a mi lado, y mientras yo miraba por la ventana cuando el autobús retrocedía lentamente para salir del andén, él estiró su brazo y echó su cuerpo hacia mi lado para correr las cortinas. Sentí que se acercaba demasiado, pero no me molestaba que se acercase... al contrario.

- Es mejor que estemos lo menos visible posible, me dijo.
- Mmmhh, dije asintiendo con la cabeza.

No podía hablarle, ¿qué me está pasando? esta adrenalina de la huida se me está subiendo demasiado a la cabeza. No me puedo estar enamorando de un delincuente.

Ponen una película de ninjas, siempre ponen lo mismo en los autobuses y la verdad no me apetece ver nada. Tengo mucho sueño y no encuentro posición para poder dormir. El chico del tren mira la peli, y de vez en cuando hace suspiros largos y profundos.

- ¿Te importa que me apoye en tu hombro? le dije con un poco de vergüenza
- Para nada, me dijo.

A mitad de la película, el autobús frena de manera brusca y me despierto sobresaltada...

CAPÍTULO 12: En la comisaría

...las cosas son más que nada, complicadas.

La comisaría era pequeña, y sólo había cuatro policías. Uno fue el que nos acompañó en el tren, otro nos buscó en el coche policial, y los otros dos estaban en la comisaría. Uno gordo de bigotes, que daba mucho miedo nos llevó al chico del tren y a mí a una celda. Nos quitó las esposas y cerró con llave.

Mientras el chico del tren hacía de eso como su casa, (como si no fuera la primera vez que entra en un sitio así) y se acomodaba, yo me quedé pegada a los barrotes miurando al policía gordo que estaba cerrando la celda. Esperaba que me dijese algo, y al ver su mutismo decidí hablar.

-"Perdone, ¿nos van a dejar acá toda la noche?"
-"Sí señorita, contestó"
-"Pero, es que ha habido una confusión muy grande"
-"El comisario no viene hasta mañana, es con él con quien debe hablar. Buenas noches".
-"¡No, espere!... no puedo quedarme aquí, tengo un tren, tengo..."
-"Lo único que tiene es el derecho a una llamada telefónica, ¿la hace ahora o mañana?"

Al ver que no le contesté se alejó dándome las buenas noches. A quién llamar. Cuando me di vuelta el chico del tren me miraba con ojos de cabrito desgollado.

-"Tu y yo vamos a hablar, y de ésta no te escapas. Tenemos toda la noche y tienes que darme muchas explicaciones..."

CAPITULO 11 SOSPECHOSA, ¿YO?

El viaje se está haciendo más largo y complicado de lo esperado. Es la primera vez en mi vida que me ponen unas esposas. No puedo mirar la cara de éste, ni la del policía así que no saco la vista del suelo.
De repente una voz ronca nos avisa que en diez minutos llegamos a la frontera. El policía tiene mi mochila a su lado y ha cogido mi documentación. Tengo un tren dentro de una hora veinte le digo.

-“Déjese de trenes ahora, tenéis que dar un par de explicaciones en la comisaría antes que nada.”
-“¿Tenéis? Pero yo no viajo con este chico, no lo conozco. Yo digo lo que sé y me dejan tomar mi tren”
-“Usted señorita, guarde sus palabras para más tarde.” Responde el policía.

No me puede estar pasando esto, pienso. Está comenzando a hacerse de noche y tengo la boca un poco seca. El tren se detiene, nos bajan como a dos delincuentes y nos meten en un coche mientras toda la gente del tren nos mira con asombro. El coche policial se aleja de la estación, yo apoyo la cabeza contra la ventana, y mirando la primera estrella tengo ganas de ...