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En busca de un final

CAPITULO 22: En el bosque

Algo le estaba pasando. De repente, me entran unas ganas inmensas de correr pero no puedo. Estoy inmovilizada, mis piernas se han paralizado y no me dejan moverme. Los nervios aumentan con el segundo grito de mi acompañante. Nunca me había encontrado en esa situación. Realmente tengo mucho miedo y no se me ocurre nada excepto gritar y llorar....

Bosque
Mis piernas responden y corro hacia el árbol en el que supuestamente está. Pero allí no hay nadie. Miro hacia los lados gritando por si me puede oir, pero nadie responde, estoy sola y lo peor todavía no ha pasado.. Para mi suerte... Está empezando a oscurecer......

CAPITULO 23: En el bosque

bosqueNo sé que hacer, estoy sola y muy asustada. De repente, siento que alguien se está moviendo detrás de mi. Nunca antes había sentido esto, un sentimiento de panico me recorre por todo el cuerpo. Una mano se posa en mi hombro derecho.. no puedo ni girar la cabeza.

- UHHH - Me grita alguien por la espalda..- ¿A que te he asustado?
- !Imbecil¡ - Grito con todas mis fuerzas, me has dado un susto de muerte, eso no se hace. Ha estado a punto de darme un infarto..
- Perdona, tampoco ha sido para tanto...
- ¿Qué no ha sido para tanto? - Le grito enfurecida - Estate preparado porque me vengaré de tu broma...

Un silencio invade todo el bosque, ha oscurecido y tenemos hambre. Varios animales comienzan a hacer ruidos, se oyen en la lejanía pero asustan de igual modo. Para apaciguar la situación, al chico se le ocurre que mientras caminamos hacia la nada juguemos a un juego.

- Tratemos de adivinar de qué animales provienen esos ruidos...
- Vale, buena idea

Durante una media hora vamos adivinando varias clases de animales: lobos, zorros, liebres, buhos, lechuzas, jabalíes, serpientes...
De repente, un ruido extraño y demasiado cercano...

un animal familiar



- Es un animal familiar, aunque por nuestra propia seguridad espero que no sea el animal que estoy pensando - Le susurro muy despacito con voz tembloraosa

- No te muevas.. Creo que hoy no es nuestro día de suerte...

¿De qué ruido se trata?

CAPITULO 21: En el bosque

La niebla cada vez es más espesa y la visibilidad cada vez peor... Tengo miedo y las piernas me tiemblan más que un cascabel... De repente se oyen unos ruidos, como aullidos detrás de los arbustos, echamos a correr siguiendo el sendero. Cuando nos queremos dar cuenta, el silencio nos invade otra vez.

- Tengo un problema - Me susurra al oido...
- ¿Qué te ocurre?
- Tengo ganas de ir al baño - Me contesta avergonzada...
- Bueno ponte detrás de ese arbol que yo no miro- le aseguro
- Es que me da un poco de miedo...
- Venga tranquilo, no seas miedoso que yo te voy a estar vigilando...- le contesto con más miedo que él
- Si grito es que me ha ocurrido algo

Se aleja y se esconde en un arbol para que yo no le vea, pero unos segundos más tarde...

- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- Era la voz del chico

CAPÍTULO 19: La conciencia no está tranquila

Lucía está metida en un profundo sueño, pero unos ssuspiros y unos movimientos incesantes en el cuerpo hace que sea evidente su nerviosismo. Quiere despertar pero el sueño no desaparece de ahí, no puede abrir los ojos debe resolver el sueño antes de despertar.

Imagina que continúan el viaje por esa carretera y en la noche algo hace detener el autobús, no se sabe qué es pero todos deben desalojar. Ella y su amigo no saben si permanecer pasivos o esconderse por el bosque, era una ellección difícil pero si se quedaban allí se arriesgaban a ser arrestados de nuevo así que deciden caminar por el oscuro bosque
¿pero dónde les llevará todo esto?

De repente Lucía da un brinco en el asiento y despierta. Está extraña todo habñia parecido tan real...
Era de noche cuando de repente el autobús para en la profunda niebla, ahora no es un sueño ¿ qué estará pasando?

Capítulo 20: En el bosque

Algo pasa. El autobús se detiene en medio de la niebla. Miro a mi acompañante y veo que él está durmiendo plácidamente y que no se ha dado cuenta de nada. Le despierto.
- Algo ocurre. Nos hemos detenido, deberíamos pensar en escaparnos ¿no?, tengo miedo.
- No te preocupes, tranquilízate.

Realmente él me estaba tranquilizando pero se le notaba más nervioso que a mí.
El conductor nos comunica que se ha pinchado una rueda. Nos miramos el uno al otro y respiramos profundamente. Entonces yo le digo que lo mejor que podríamos hacer para que no nos encuentren es seguir nuestro camino por el bosque.

- ¡ Estás loca! si está todo lleno de niebla y no se ve nada. Además no te das cuenta de que no llevamos ni brújula, ni linterna y ni una triste manta para resguadarnos del frío?
- Creo que es lo mejor que podríamos hacer. No quiero que nos detengan. Yo me he ido de casa porque quiero libertad y pensar y no me apetece que me detengan y que me encierren en una celda. Ya he estado suficiente tiempo encerrada en mi casa!.
- Vale, tranquila que yo sólo te he dicho que no me parecía buena ídea. Además no sé en dónde estamos.
- Deberíamos arriesgarnos.

Él se queda pensativo y me dice que de acuerdo. Nos levantamos de nuestro asiento y bajamos del autobús poniéndole de excusa al chófer que nos vamos a fumar un cigarro. Bajamos y nos dirigimos, en medio de la oscuridad, hacia el bosque. Caminamos despacio, y con cuidado...

Capítulo 18: Segunda oportunidad

El conductor se ha topadao con varios coches de policía que cortan la carretera. Lucía y él se miran angustiados.
- "Ya está"- le susurra Lucía al oído- aquí ha acabado nuestra huída. Este control lo han organizado para detenernos a nosotros. Ya no tenemos escapatoria.

Un policía sube por la puerta delantera e informa de que un camión cargado con materiales tóxicos ha volcado y continuar el viaje por esa carretera resultaría muy peligroso. Por eso, aconseja al conductor que retroceda un par de kilométros y que coja un maltrecho desvío. La carretera es muy vieja pero en esta ocasión es más segura que la carretera sinestriada.

Lucía no se lo puede creer. ¡Por segunda vez se ha librado de ir a la cárcel! Se recuesta de nuevo en los hombros del chico y sonrie. No sabe porqué pero está segura de que las cosas les van a ir bien a partir de este momento.

El traqueteo del autobús al atravesar la vieja carretera consigue que Lucía por fin se duerma. Aunque no podrá afirmar que sus sueños son tranquilos

Capítulo 17: A donde nos lleve el viento...

No me contesta.
En eso veo que no hay tiempo para pensar, hay que actuar.
Hay un par de autobuses con gente dentro calentando motores, es decir por salir.

- ¿El amarillo o el verde?
- El amarillo, le dije.

Qué forma más rara de elegir el destino de una huida. Pero luego me di cuenta que no importaba tanto a donde ir, como sí de donde irse, y rápidamente...
Subimos al autobús y mientras yo buscaba un sitio donde acomodarme él se quedó hablando con el conductor de autobús. Creo que no le pagó, no sé lo que habrá inventado.

Se sentó a mi lado, y mientras yo miraba por la ventana cuando el autobús retrocedía lentamente para salir del andén, él estiró su brazo y echó su cuerpo hacia mi lado para correr las cortinas. Sentí que se acercaba demasiado, pero no me molestaba que se acercase... al contrario.

- Es mejor que estemos lo menos visible posible, me dijo.
- Mmmhh, dije asintiendo con la cabeza.

No podía hablarle, ¿qué me está pasando? esta adrenalina de la huida se me está subiendo demasiado a la cabeza. No me puedo estar enamorando de un delincuente.

Ponen una película de ninjas, siempre ponen lo mismo en los autobuses y la verdad no me apetece ver nada. Tengo mucho sueño y no encuentro posición para poder dormir. El chico del tren mira la peli, y de vez en cuando hace suspiros largos y profundos.

- ¿Te importa que me apoye en tu hombro? le dije con un poco de vergüenza
- Para nada, me dijo.

A mitad de la película, el autobús frena de manera brusca y me despierto sobresaltada...

Capítulo 16: La estación de autobuses

...notamos a nuestro alrededor un movimiento de gente que no es normal. Algo está pasando, la gente se pone nerviosa.

De pronto, varios coches de policía empiezan a cortar las calles. Hay mucho control policial, la cosa se pone complicada. En cada esquina hay un coche de policía. Obviamente, nos están buscando a nosotros.
En ese momento, siento miedo. No sé como ha sido, pero de ir felizmente en un tren, me he visto envuelta en esta situación. Pero no me voy a echar atrás, y voy a seguir adelante, con todas las consecuencias.
El chico y yo, echamos a correr otra vez por las calles de la ciudad. Vamos buscando alguna salida, la que sea: una oficina de alquiler de coches, una estación de autobuses... ¡cualquier cosa!

De repente, el chico me coge la mano y me tira fuertemente de ella.
Entramos en una tienda de ropa. Me hace comprar unas camisetas, unas gorras y unas gafas de sol.

- Venga, con esto tardarán más en reconocernos.- dice él algo nervioso

Todo es muy rápido. Nos cambiamos y salimos. Seguimos corriendo.
Por las calles por las que vamos ahora no hay policía. Al fondo de la calle, puedo divisar una estación de autobuses. Es pequeña, vieja y algo sucia.

- Perfecto -pienso- una vía de escape.

De manera más calmada vamos andando hacia la estación. Entramos cogidos de la mano. Hay muy poca gente, todo está en calma. Miramos a nuestro alrededor, parece que el revuelo de la policía aún no ha llegado a la estación.
Debemos ser rapidos y pensar algo.

- ¿Qué hacemos ahora? le pregunto

CAPÍTULO 15: La huída

... si no me estoy enamorando de él?. Esa duda asalta mi pensamiento durante unos segundos. De repente él me devuelve a la realidad y me dice...
- Deberíamos ir a coger el tren para huir. Ten encuenta que ahora los dos estamos metidos en esto y que ya no hay vuelta atrás. Tú has decidido venirte conmigo, pero no se el porqué. Que sepas que ahora eres complice de asesinato.
Yo me quedo mirándole con cara de circunstancia. ¡Dios mío! ¿pero qué es lo que he hecho? debería haber pensado antes en las consecuencias que esto tendría, que hubiera sido más fácil quedarme allí y que como él me había dicho hubiera contado la verdad y para mañana habría estado libre. Pero... ¿por qué no le pensé antes?
Echamos a correr en dirección a la estación. Y entonces recapacito y le digo al chico desconocido:
- No crees que el tren estará vigilado, y que seguramente ya se habrán dado cuenta de que nos hemos escapado y nos estarán buscando? Creo que lo mejor será que robemos un coche o que nos vayamos en autobús?
- Tienes rázón, me estás sorprendiendo porque ¡has vuelto a pensar! pero creo que lo que mejor podríamos hacer es alquilar un coche para no meternos en más líos. ¿Llevas dinero?
-Sí.
Empezamos a buscar alguna empresa de alquiler de coches pero, de repente...

CAPÍTULO 15: La huida

En la escapada, a veces corremos por los pasillos y otras veces vamos despacio, mirando bien todos los rincones, observando si alguien puede volver a capturarnos.
De pronto, sin casi darnos cuenta, nos plantamos en el pasillo final, el pasillo que comunica con la puerta de salida.
Nos miramos fijamente, sabiendo perfectamente qué piensa el otro, y sin decirnos nada, echamos a correr tan rápido como podemos. Es nuestra única oportunidad de escapar y no la vamos a desaprovechar. El pasillo no es muy largo, pero es la carrera más larga que he corrido nunca. La puerta parece no llegar nunca.

En ese preciso momento, a escasos 3 metros de la puerta, se me pasa por la cabeza la típica imagen de las películas. Aquella en la que un policía por sorpresa tapa la puerta, impidiendo la huida al que huye desesperadamente.

Pero, sin apenas darme cuenta, estoy en la calle, corriendo ahora de la mano del chico, sin echar la vista atrás.
No lo puedo creer, soy libre. Ningún policía ha tapado la salida, nadie nos ha visto. No me creo que todo haya sido tan fácil, pero así es.

Llegamos corriendo a un callejón sin salida, muy lejos de la comisaría. Estamos agotados, sin aliento. No dejamos de respirar por la boca, con el corazón casi en el suelo. Él y yo nos miramos a los ojos y nos abrazamos fuertemente. Es un abrazo intenso, como de alegría, de cansancio, de emoción...

Aunque tengo que reconocer que en sus abrazos siento algo extraño.
Una sensación de seguridad, de confianza y rápidamente me pregunto a mi misma...

Capítulo 14: la hora de la verdad

Y la verdad es que le propuse tramar un plan porque ese chico tan extraño que no me había querido decir su nombre y que ocultaba algo más que yo no sabía, me gustaba. Más que gustarme, es que sentía algo raro por él, quizá puede que fuera porque sentía curiosidad por su vida.
- Creo que nos podemos escapar de aquí- le comenté al oído.
Él me miró con cara como diciendo ¡estás loca! y me dijo:
- Tú has visto muchas películas ¿no?, ¡qué quieres cavar un tunel durante la noche!
- ¡No hace falta que me grites!. Simplemente te lo decía porque el comisario se ha dejado la puerta de la celda abierta y en este momento no hay nadie vigilándonos.
Él volvió la cabeza inmdiatamente hacia la reja y vio que efectivamente la puerta estaba entreabierta. Nos miramos y me cogío de la mano.
Fuimos despacio hasta el final del pasillo, paramos en la esquina de la pared y observamos si había alguien vigilándonos. No era así, asi que subimos las escaleras dirigiéndonos hacia la salida...

CAPÍTULO 14: La hora de la verdad

El comisario se acerca lentamente, los dos estamos callados y perplejos, apenas se oía la respiración. Él resopla y con una voz estremecedora: " Buenos días señor comisario. Ya me imagino a lo que viene"
Yo pensativa no digo nada prefiero quedarme callada y que hablen ellos.
El comisario se para delante de nosotros y comienza a leer de nuevo todos nuestros derechos, era un tanto extraño porque eso ya nos lo habían hecho antes. Pero esperamos a que terminara y una vez finalizada la lectura replico:

" ¿ Para que nos leeen de nuevo nuestros derechos?
" señorita mejor qe no hable demasiado porque este asunto es bastante complicado y usted está implicada hasta el fondo así que les enviaré a un abogado para que declaren"
" pero señor comisario yo..."
" NO me interrumpa no hay más que hablar"

El comisario se aleja lentatemente y yo encogida de hombros rompo a llorar en una esquina de la celda. ël se me acerca lentemente y me dice que no me preocupe que él contará toda la verdad y todod acabará, cada uno por su lado.
Yo callada no hablaba pero en realidad no era eso lo que yo quería. Ya me había confesado la verdad y era lo que realmente me importaba. Yo no quería abandonarle así que le propuse tramar un plan.

CAPÍTULO 13: En la celda él se confiesa

- "no tengo nada que explicar y no me apetece hablar" respondió él.
- "Pero todo es muy extraño y sospechoso. No sé nada de tí, ni de donde eres ni a donde vas. De pronto, matas al revisor en el tren y estamos en una celda de no se qué lugar. Para mí es muy confuso, compréndelo." Le respondo de manera tranquila, a ver si así entra en razón y habla conmigo.
- "Déjame, no quiero hablar" responde bruscamente.

Yo me callo, vuelvo a los barrotes de antes y me agarro a ellos, es lo único que me sostiene en este instante. Una lágrima recorre mi mejilla, siento rabia e impotencia y me repito para mi misma eso de "yo no debería estar aquí".

Cierro los ojos, pero los abro al escuchar movimientos dentro de la celda. Es el "chico misterioso" que se levanta de esa "cama" para acercarse a mi.

- "Está bien" - dice en tono serio - "Huyo de la policía. Cometí un robo importante hace apenas un mes, pero me salió mal y no dejan de perseguirme. Ese tren era mi única salida y tu has sido la mejor compañía desde entonces"
- "¿Pero entonces, lo del revisor...?" le pregunto tímidamente
- "Eso ha sido un error" -habla muy despacio - "Cuando se me llevó por el pasillo pensé que si me pedía el nombre para darme el billete llamaría a la policía y todo se acabaría"

Deja de hablar durante unos segundos. Yo le miro atenta.
- "Entonces...intenté huir, pero él me cogió. Forcejeamos y sin querer, le disparé. Todo se ha complicado."

No puedo hablar, le miro fijamente, buscando algo más en sus ojos. Pero baja la cabeza:
- "Y... tranquila, que cuando vean quien soy y les cuentes tu lo que ha pasado, te sacarán de aquí mañana mismo. A mi me dejarán aquí hasta quien sabe cuando..." responde finalmente.

De pronto, en medio de mi estado de shock, entra por el pasillo el comisario. Trae en su mano un folio...

CAPÍTULO 12: En la comisaría

...las cosas son más que nada, complicadas.

La comisaría era pequeña, y sólo había cuatro policías. Uno fue el que nos acompañó en el tren, otro nos buscó en el coche policial, y los otros dos estaban en la comisaría. Uno gordo de bigotes, que daba mucho miedo nos llevó al chico del tren y a mí a una celda. Nos quitó las esposas y cerró con llave.

Mientras el chico del tren hacía de eso como su casa, (como si no fuera la primera vez que entra en un sitio así) y se acomodaba, yo me quedé pegada a los barrotes miurando al policía gordo que estaba cerrando la celda. Esperaba que me dijese algo, y al ver su mutismo decidí hablar.

-"Perdone, ¿nos van a dejar acá toda la noche?"
-"Sí señorita, contestó"
-"Pero, es que ha habido una confusión muy grande"
-"El comisario no viene hasta mañana, es con él con quien debe hablar. Buenas noches".
-"¡No, espere!... no puedo quedarme aquí, tengo un tren, tengo..."
-"Lo único que tiene es el derecho a una llamada telefónica, ¿la hace ahora o mañana?"

Al ver que no le contesté se alejó dándome las buenas noches. A quién llamar. Cuando me di vuelta el chico del tren me miraba con ojos de cabrito desgollado.

-"Tu y yo vamos a hablar, y de ésta no te escapas. Tenemos toda la noche y tienes que darme muchas explicaciones..."

CAPÍTULO 12: EN LA COMISARIA

unas ganas terribles de gritar...

policia amable
Pero no puedo hacer eso porque los dos "simpáticos" policias no debían de tener un buen día y estaban de muy mal humor. A mi lado permanecía serio y cabizbajo el chico del tren.

- ¿No piensas decir nada? - Le pregunto furiosa
- ¿Qué quieres que te diga?, en esto te has metido tu solita, en ningún momento te dije que te quedaras conmigo en el baño, pero tú y tu afán por enterarte de todo... Si no te hubieras metido donde no te llaman, ahora no estarías aquí.
- Ssschchhhhh - Nos manda callar el "amable" policia.

Un sentimiento de rabia me invade en esos momentos. Todo me pasa por intentar ayudar a ese chico.

- Ya estamos llegando. Espero que tengaís una buena excusa, porque os van a caer varios años por posesión de armas, encubrición del delito y asesinato- nos advierte el policia.
- ¡¡¡¡Queeeeee!!!! ¿¿Ha dicho asesinato ??Pero si yo lo más cerca que he estado de matar a alguien ha sido a los mosquitos en verano....

en la comisaria
- Ya hemos llegado, eso lo tendrá que explicar ahora.

Con lágrimas en los ojos, me sacan del coche a empujones. Ya estoy en la comisaria, con las esposas y al lado de un delincuente. . Y pensar que al principio ese chico me gustaba....Lo que son las cosas

CAPITULO 11 SOSPECHOSA, ¿YO?

El viaje se está haciendo más largo y complicado de lo esperado. Es la primera vez en mi vida que me ponen unas esposas. No puedo mirar la cara de éste, ni la del policía así que no saco la vista del suelo.
De repente una voz ronca nos avisa que en diez minutos llegamos a la frontera. El policía tiene mi mochila a su lado y ha cogido mi documentación. Tengo un tren dentro de una hora veinte le digo.

-“Déjese de trenes ahora, tenéis que dar un par de explicaciones en la comisaría antes que nada.”
-“¿Tenéis? Pero yo no viajo con este chico, no lo conozco. Yo digo lo que sé y me dejan tomar mi tren”
-“Usted señorita, guarde sus palabras para más tarde.” Responde el policía.

No me puede estar pasando esto, pienso. Está comenzando a hacerse de noche y tengo la boca un poco seca. El tren se detiene, nos bajan como a dos delincuentes y nos meten en un coche mientras toda la gente del tren nos mira con asombro. El coche policial se aleja de la estación, yo apoyo la cabeza contra la ventana, y mirando la primera estrella tengo ganas de ...

CAPÍTULO 10: ¡A LA COMISARIA!

Por unos instantes tengo unas ganas espantosas de salir corriendo, pero no lo hago. ¿Por qué voy a huir? Decido ir al baño a preguntarle qué ha pasado con el revisor del tren.
Cuando llego al hall, abro la puerta del baño y para mi sorpresa me lo encuentro llorando, pero no me da pena, todo lo contrario. Me armo de valor y le pregunto:

- ¿Me vas a contar que ha pasado? Por favor, soy la única persona que conoces aquí, creo que estás metido en un buen lío y me gustaría que me lo contaras. Igual puedo hacer algo por ti.
- Nada, no ha pasado nada – Me gritaen un tono furioso.
- Ah no..... y entonces, ¡¡se puede saber por qué llevas la camiseta llena de sangre y una pistola en el bolsillo, si no ha pasado nada¡¡ - le contesté perdiendo los nervios.

Pero en ese momento de discusión una voz grave se asoma por la puerta y nos dice:

Policia

- Quedan ustedes detenidos, no se muevan y no pasará nada.

Ya era lo que me faltaba. Ahora me llevarían detenida a la comisaria .

- Pero si yo no he hecho nada... – Contesto asustada al policía.
- Eso me lo tendrá que explicar en comisaria, ¡vamos! – Me responde furioso.

CAPÍTULO 9: LA INTRIGA (CONT.)

una pistola. Pero, de repente dudo si es o no es una arma. Me quedo mirando fijamente a su bolsillo, él se da cuenta de mi inquietud y se da la vuelta rápidamente para que no le mire.

- Por favor, ¿puedes salir de aquí?-, me dice con la voz entrecortada.
- Pero, ¿qué ha pasado?, ¿estás herido?
- Ha habido un disparo en un vagón, no sé nada más.
- Y entonces, ¿por qué sangras?
- Déjame, por favor.

Y entonces me cierra la puerta y me despacha del baño. Yo me quedo esperando a fuera pensativa y decido ir a buscar explicaciones. Avanzo por el pasillo y entro en otro vagón en el que la gente está muy agitada. Veo a una joven, más o menos de mi edad, y le pregunto por la situación. Ella me cuenta que un chico, no se sabe por qué, ha sacado una pistola y ha disparado, pero no sabía nada más.

Entonces pienso que las cosas encajan, que mi acompañante cuando se ha ido con el revisor ha disparado como intentanto huir de algo pero, ¿de qué?...

CAPÍTULO 9: LA INTRIGA

...mi asiento de siempre. Abro los ojos poco a poco, la luz del sol me da de lleno en la cara y me cuesta mirar a mi alrededor. Finalmente logro abrir del todo mis ojos. Lo primero que hago es mirar a mi lado, busco al chico. Pero para mi sorpresa, él no está. Giro mi cuello y lo busco con la mirada por todo el vagón, pero no logro localizarlo.

De pronto, a través del cristal de la puerta que separa mi vagón del hall donde ha ocurrido lo del disparo,lo veo pasar. Camina muy rápido, y su rostro desaparece del cristal en apenas décimas de segundos.
He visto su cara un instante, pero lo sufuciente para que me preocupe por él. Nadie me ha dicho nada acerca de lo que ha pasado, así que me levanto y salgo al hall.

Pero no está, no lo encuentro. No hay nadie, tan solo la puerta del lavabo donde le encontré manchado de sangre.
Me detengo ante ella, la miro. Mi mano se apoya sobre el pomo de la puerta y la empuja. Está abierta.

La abro rápidamente y le veo, es él, está ahí. Está de espaldas, pero nota mi presencia y mientras se da la vuelta, esconde algo en el bolsillo de su vaquero. Está nervioso, tan solo puede balbucear algunas palabras inacabadas.
No le doy importancia, pero me quedo pensativa acerca de lo que puede esconder en su bolsillo.
A unos centímetros de él, puedo distinguir en ese bolsillo como un tubo pequeño con un extremo rectangular más grande.
No se, algo como una...

CAPÍTULO 7: UN DISPARO (CONT)

...por lo que el disparo tiene que haber sido dentro del tren. La gente se levanta, se pone nerviosa.

Yo también me preocupo, porque el sonido ha sido muy cercano. Podría asegurar que viene de un vagón próximo, o en el peor de los casos, de mi mismo vagón. Algunos hombres salen a otros vagones a preguntar. Hay una confusión general, todos lo hemos oído, pero nadie sabemos qué es lo que ha pasado.

En ese momento, me acuerdo de mi acompañante. Me asomo al pasillo, pero no logro verle. Solo puedo ver a gente de aquí para allá, preguntando por lo mismo.
Quiero saber si está bien, así que me levanto de mi asiento, cojo el bolso y camino por donde le guió el revisor.

Llego a un pequeño hall, donde se unen los vagones. Hay una puerta marrón, es la del lavabo.
De pronto, escucho un fuerte golpe, que sin duda proviene de detrás de la puerta. Me quedo esperando unos segundos.

La puerta se abre.

Mis ojos no pueden asimilar lo que están viendo.

Era él, con su camisa manchada de sangre